Maese Zacarías

PortadaDespués de dos meses y medio de vacaciones vuelvo a bordo del Nautilus. Hoy os pienso hablar de Maese Zacarías, una noveleta de Julio Verne que, como os he dicho anteriormente, es uno de mis preferidos.

ZacaríasTodos los oficios tienen un comienzo y en esta noveleta Verne nos cuenta la historia del primer relojero del mundo, un viejo arrugado y gruñón llamado Zacarías, que vivía con su hija Gérande, su aprendiz Aubert, y su sirvienta Escolástica.

El maestro relojero vivía en una casa sobre pilotes en el río que pasa por Ginebra. Tenía su taller en el sótano y por las noches se encerraba en él a ver correr el agua bajo sus pies por una trampilla que tenía en el suelo. Maese Zacarías parecía preocupado. Al ser tan viejo, podía haberse retirado perfectamente, pero insistía en seguir trabajando y eso tenía preocupada a toda la familia. ¿Qué hacía allá abajo, encerrado en su oscuro taller a esas horas?

ReclamaciónLa razón por la cual seguía trabajando era que sus relojes se estaban parando. Todos los días le llegaban clientes enfadados porque los relojes que les había vendido se habían parado o estropeado, y por más cuerda que le dieran no funcionaban. Maese Zacarías, inventor de la rueda dentada, pensaba haber conseguido dominar el Tiempo. Pero no solo el tiempo de sus artefactos mecánicos, sino el tiempo de la Vida misma. Y es que creía que ¡su alma estaba en los relojes que había fabricado!, y por ello pensaba que le había llegado su hora.

Cuando parece que se va a morir, Zacarías se da cuenta de que todavía le quedaba un reloj que no se había parado. Uno que había fabricado hacía mucho tiempo y que pertenecía a un tal Pittonaccio. Este personaje vivía en un castillo prácticamente inaccesible en las montañas. En un arrebato de locura, Zacarías se dirige al castillo, perseguido por su familia, a darle cuerda a ese último reloj. El maestro relojero tenía la esperanza de que mientras uno solo de sus relojes funcionara él podría seguir viviendo.

Al llegar, Maese Zacarías le dice a Pittonaccio que le de la llave del reloj para darle cuerda. Pero Pittonaccio, que parecía encarnar al  demonio, le pregunta si a cambio de su vida está dispuesto a entregarle la mano de Gérande, quien en realidad estaba enamorada de Aubert. ¿Qué creéis vosotros que hizo Zacarías? ¿Preferiría el maestro relojero la felicidad de su querida hija o la vida eterna?

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El mago de Oz

La semana pasada fui a La linterna mágica, que es un club de cine para niños de primaria que hay en mi ciudad. La película que ponían era El mago de Oz y me gustó tanto que cuando llegué a casa y vi que estaba el libro en la estantería decidí leérmelo.

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En la peli, Dorothy pierde a su único amigo, el perro Toto. Entonces un ciclón se lleva su casa y aparece en el mundo mágico de Oz. La historia se puede resumir en que Dorothy quiere ir a la ciudad Esmeralda para que el Mago Oz la lleve de vuelta a Arkansas. Por el camino se va encontrando con distintos personajes que la acompañan para pedirle al mago sus deseos. Estos personajes son el espantapájaros que quiere conseguir cerebro, el hombre de hojalata que quiere conseguir un corazón y el león cobarde que quiere conseguir coraje.

Después de leerme el libro, comprobé varias diferencias entre este y la peli y debo reconocer que me gustó más el libro. Por ejemplo: en la peli cuando se va el mago ya estamos  casi en el final, mientras que en el libro todavía faltan muchas aventuras hasta que Dorothy consigue regresar a Arkansas. Además, la forma en que cada personaje consigue lo que desea es diferente y me parece que es más interesante la del libro.

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Este libro se lo recomiendo a quien le gusten las aventuras de fantasía y la película a quien le gusten las comedias musicales. Es un libro muy corto y encima, te enganchas y lo lees muy rápido. Su autor se llama L. Frank Baum ¿Y a que no sabéis de donde sacó “OZ”? Pues un día estaba él en su escritorio exprimiéndose los sesos (algo que no tenía el espantapájaros) y se fijó en el cajón donde metía  todos los trabajos de la O a la Z ¿Lo pilláis?

El mago de Oz nos enseña a perseguir nuestros sueños y que no los conseguiremos sin esfuerzo, que no basta con pedírselos a magos porque no van a venir solos.